sábado, 26 de diciembre de 2009

Felices guardias y próspero año


«Ayer hubo embutidos, centollo, pastel de cabracho, sopa de pescado y cordero asado». ¿Brindaron? «Con agua. Los bomberos de ahora somos más sanotes que antes, cuando se decía que con un poco de alcohol se iba mejor a un incendio», bromeaba ayer el bombero Daniel Abelleira poco antes de salir del parque de Bomberos de Asturias en Avilés, en el que tanto él como sus 31 compañeros cubren turnos de 24 horas todos los días del año.


«En realidad, no deja de ser un día como cualquiera de los otros 364 del año», afirmaba el jefe de zona de Bomberos de Asturias, José Antonio Rodríguez, acerca del turno de Nochebuena recién concluido. «Sí, han tenido una cena especial, y lo mismo pasará en Nochevieja», afirmaba acerca de los compañeros de los cinco bomberos que, ayer cubrían el turno del día de Navidad. «Para nosotros no hay comida especial», protestaba en tono jocoso Antonio Fernández junto a sus cuatro compañeros de retén.

Ellos son algunos de las decenas de trabajadores de los servicios de emergencia de la comarca que estos días tienen que permanecer alerta ante cualquier imprevisto. Profesionales para los que la Nochebuena o la Nochevieja, lejos de ser una fiesta, puede ser un auténtico quebradero de cabeza. «No es que esté siendo un día especialmente intenso, pero el trabajo ha sido constante», afirmaban ayer en el área administrativa del servicio de Urgencias del Hospital San Agustín, cuya sala de espera era la prueba de que los imprevistos y la salud no entienden de días festivos.

Como en el parque de bomberos, también en Urgencias el personal tiene el pequeño consuelo de una cena especial para días señalados como la Nochebuena o la Nochevieja. «Claro que brindamos, y en fin de año tomamos las uvas. Suele haber un menú especial en el comedor», apuntaba Leonor Maraña. En total, una veintena de profesionales forman parte del turno de guardia en Urgencias, entre médicos, enfermeros, celadores, auxiliares, personal de administración e información y de Radiología.

Por separado

No obstante, el ritmo de trabajo no permite grandes momentos de relajación. «Alguna vez hemos cenado todos juntos, pero por lo general se come por grupos, dependiendo del trabajo que haya», indica Maraña, responsable de información al paciente en el servicio de Urgencias del Hospital San Agustín poco antes de dar paso a un nuevo acompañante al que explicar la situación de la persona que está siendo atendida por el personal médico de guardia.

Su ambiente de trabajo no tiene mucho que ver con el de sus 'colegas' de guardia festiva. Mientras en el hospital hay un trajín prácticamente constante, en el avilesino parque de Bomberos de Los Canapés la tranquilidad, de vez en cuando quebrantada por una llamada que hace saltar las alarmas, es la tónica.

«Normalmente estas fiestas no suelen estar entre los días con más problemas», cuenta el jefe de zona de los bomberos. La jornada de ayer fue un ejemplo. «Hemos tenido tres salidas, por contenedores y dos saneamientos de fachada», apuntó Fernández Menéndez. «Sí, entre las incidencias más habituales están las protagonizadas por esos a los que les parece divertido prender fuego a lo que hay dentro de los contenedores de basura», comenta acerca de la 'simpática' gracia con la que algunos ponen la guinda a una noche de desenfreno.

Una de esas salidas obligó la noche anterior a sus compañeros a retrasar el inicio de la cena de Nochebuena. «Tuvieron que esperar hasta después de las doce», comentó uno de los cinco bomberos del retén que cubrió ayer el turno de ocho de la mañana a ocho de la mañana de hoy.

Media diaria

Ese tipo de salidas, asociadas por lo general a algún que otro acto vandálico o a las inclemencias del tiempo, indicaba Rodríguez González, suelen ser las que rellenen la jornada de los retenes en fiestas tan señaladas como las navideñas.

De hecho, las tres salidas de ayer estaban dentro de la media anual de actividad de los bomberos de la comarca, que supera ligeramente esa marca.

Las 24 horas de guardia de los bomberos poco tienen que ver con las cinco que cubrió ayer buena parte del equipo de Urgencias. Eso sí, cinco largas horas con poco tiempo para la relajación y la distensión con los compañeros, en comparación con los periodos de espera del equipo de extinción de incendios.

Pero ni los centros sanitarios ni los parques de bomberos son los únicos centros de trabajo en los que algunos tuvieron que celebrar la Nochebuena con sus compañeros. Policías, retenes de las grandes industrias de la comarca o vigilantes de seguridad son algunos de los gremios que no han podido compartir en familia la cena o la comida de Navidad.

En su mayoría, así lo reconocían los bomberos o el personal de Urgencias, sobrellevan con resignación el tener que trabajar en fechas tan señaladas. Ningún, a buen seguro, reconocería lo que señalaban encuestas como las publicadas en estos días, y que aseguraban que el porcentaje de personas que trabajan en estos festivos se ha incrementado precisamente al considerar las obligaciones profesionales la mejor excusa para eludir la reunión con según qué familiares. Desde luego, ni el parque de Bomberos ni el servicio de Urgencias del Hospital San Agustín parecían ayer precisamente el escenario de un subterfugio para huir de las cenas en familia.

No hay comentarios: