martes, 4 de mayo de 2010

Guía para proteger su tarjeta de un posible fraude

El debate sobre la seguridad en los pagos con tarjetas se ha colocado en el punto de mira, después de que Alemania haya bloqueado miles de plásticos utilizados en España por el potencial riesgo de un fraude a gran escala.
Pese al mito de que la inseguridad de este medio de pago, la estafa en nuestro país representa un porcentaje casi insignificante. Según datos de Servired, en 2008, el fraude total sobre el volumen de ventas compras y extracción de cajeros se situó en el 0,0248%, pese a haberse incrementado un 2,5% frente al año anterior. En toda Europa, el nivel de fraude sobre todo el dinero que se paga con tarjetas Visa se sitúa en el 0,06%.
Aun así, tomar ciertas precauciones puede evitar algún susto. Custodiar con prudencia los datos personales, proteger el código PIN y destruir los documentos con información bancaria ayudan a prevenir episodios desafortunados. Sin embargo, la sofisticación de los delitos obliga a hilar mucho más fino. Actualmente, el fraude que más perjuicio causa a las entidades de medios de pago es el phishing. Este timo consiste en el envío masivo de e-mails, en nombre de las propias entidades financieras, solicitando información bancaria a los usuarios. Los correos copian o imitan las versiones legítimas de entidades financieras o instituciones conocidas, por lo que cada vez son más difíciles de detectar.
Los usuarios tienen que tener en cuenta que Visa y MasterCard nunca contactan con los titulares de sus tarjetas ni por correo electrónico, ni por teléfono o cualquier otro medio para solicitar información personal relacionada con su tarjeta.
Por otro lado, la OCU (Organización de Consumidores e Usuarios) recomienda abrir las oficinas bancarias en las que están los cajeros con cualquier tarjeta que no sea de débito o crédito. Ello se debe a que muchos delincuentes colocan un lector en la entrada de las puertas para duplicar los datos del usuario.
Además, hay que extremar la prudencia con los documentos (resguardos, tickets o facturas) en los que aparece el número completo de la tarjeta. Sólo con ese dato y la fecha de caducidad se puede comprar por teléfono e Internet.

La Ley protege al usuario

En cualquier caso, el titular de una tarjeta nunca asume riesgo por el uso fraudulento de su plástico. Es el emisor, es decir, el banco, es quien corre con los cargos.
La directiva de sistemas de pago, que entró en vigor en noviembre, recoge que cuando un usuario de servicios de pago niegue haber autorizado una operación de pago ya ejecutada o alegue que se ejecutó de manera incorrecta, corresponderá a su proveedor de servicios demostrar que la operación fue autenticada, registrada con exactitud y contabilizada y que no se vio afectada por un fallo técnico u otra deficiencia. Es decir, siempre que no se pueda demostrar que no ha habido fraude, el banco tiene que correr con los gastos.
En Europa, el nivel de fraude sobre todo el dinero que se paga con tarjetas Visa se sitúa en el 0,06%
Además, el usuario soportará, hasta un máximo de 150 euros, las pérdidas derivadas de operaciones de pago no autorizadas resultantes de la utilización de un instrumento de pago extraviado o sustraído.
La banca, por su parte, asume todas las responsabilidades, consciente de que el riesgo es mínimo. Los sistemas de control son cada vez más sofisticados y, en función del perfil del usuario, detectan inmediatamente operaciones que no encajarían con sus hábitos. Además, se establecen ciertos parámetros que paralizan las transacciones para la compra de determinados artículos e importes y se avisa al cliente antes de ejecutarla, explican fuentes del sector.
Las alertas de móvil que muchas entidades hacen llegar a sus clientes en el momento de los pagos ayuda también a detectar las irregularidades.

Plásticos inteligentes

La seguridad en los medios de pago electrónicos y la protección al usuario se han convertido en una de las prioridades de la Unión Europea. En el marco de la SEPA (Single Euro Payment Area), las entidades financieras ya han modificado casi la totalidad de sus terminales de puntos de venta (TPV) y de cajeros, según los nuevos estádares europeos. Al mismo tiempo se ha iniciado el proceso de migración de las tarjetas con bana a las tarjetas con EMV , El Europay MasterCard VISA(EMV) es un chip que incrementa la seguridad en las transacciones, al usar algoritmos de cifrado para la autentificación.
En septiembre, según los últimos datos del Banco de España, sólo el 14% de las tarjetas españolas tenía chip, porcentaje mucho menor al que registran otros países europeos. Esto se debe, según el regulador, a los bajos niveles de uso de tarjetas en comparación con los países de nuestro entorno y a la a la dificultad de justificar económicamente la fuerte inversión en el EMV debido a los bajos niveles de fraude en emisión detectados en España.


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