jueves, 22 de mayo de 2008

Sólo el 8% de las alarmas que se disparan obedecen a un peligro real

La Policía Nacional indica que tanta falsa alarma es una «fuente de problemas» La seguridad privada crecerá este año el 12% y emplea a más de 1.300 personas
El sonido de las alarmas es tan habitual en las ciudades que ya no preocupa a nadie porque no suelen responder a un peligro real. Mejor dicho: no preocupa a casi nadie, porque las fuerzas y cuerpos de seguridad sí deben comprobar cuál es el motivo que ha hecho saltar el dispositivo de seguridad. Durante el año 2007, la situación se repitió en más de 2.500 ocasiones, pero sólo en el 8 por ciento de las veces se trató de un caso de delincuencia.El jefe superior de la Policía de Extremadura, Eusebio Escribano, reconoce que tanta falsa alarma se está convirtiendo en una «fuente de problemas y en un derroche innecesario de los recursos» de los que disponen. Por eso, Escribano aprovechó ayer la celebración en Cáceres del V Día de la Seguridad Privada para solicitar un protocolo de actuación con las empresas del sector que ayude a controlar esta situación. «Es verdad, tiene razón, es un problema, aunque se puede solucionar», asegura Joaquín Rubiales, presidente de la Asociación de Empresas de Seguridad de Extremadura (Aesex). Los avances tecnológicos permiten que el operador que atiende la central receptora de alarmas identifique si el aviso corresponde a un peligro real o no, por ejemplo, a través de una señal de vídeo. Otra solución consiste en que el primero que se acerque hasta el lugar sea un vigilante privado. En ambos casos, el servicio de seguridad resulta más caro para el cliente, de ahí que ambas posibilidades apenas se usen en Extremadura. Lo más habitual es que, en cuanto la central receptora de alarmas recibe un aviso, se pasa a las fuerzas y cuerpos de seguridad para que sea atendido, con el consiguiente derroche de recursos que ayer denunció el jefe superior de la Policía. La legislación establece, no obstante, sanciones al respecto para las empresas de seguridad: dos falsas alarmas en un mes o cuatro en seis meses pueden desembocar en multas de hasta 6.000 euros. Rubiales reconoce que hay empresas «que acumulan muchas sanciones» y se muestra de acuerdo en poner remedio a la situación con una mejor coordinación o aplicando la tecnología. En cualquier caso, las fuerzas y cuerpos de seguridad y el sector de la seguridad privada parecen mantener en la región unas magníficas relaciones. Los mandos policiales, además del subdelegado del Gobierno en Cáceres, Fernando Solís, y el representante territorial de la Junta de Extremadura en la provincia cacereña, Carlos Sánchez Polo, arrojaron una cascada de alabanzas a los vigilantes de seguridad. «La seguridad es sólo una, sin distinción de uniformes», señaló Ángel Álvarez, comisario jefe de la Brigada de Empresas de la Unidad Central de Seguridad Privada. El subdelegado del Gobierno destacaba que la seguridad privada se ha convertido en un sector generador de empleo, donde operan 51 empresas (incluidas también las de explosivos).En Extremadura, el sector emplea a 1.100 vigilantes privados, además de 150 técnicos en la instalación de sistemas y un centenar de trabajadores de tareas administrativas, según cálculos de Aesex. «Este año se espera crecer el 12 por ciento, aunque comienza a notarse la crisis, empieza a venderse un poco más económico», explica el presidente de la patronal extremeña. Principal clienteEn la región, el principal cliente es la Junta de Extremadura, que tiene contratados al 70 por ciento de los vigilantes. En cuanto a sistemas de seguridad, la Administración supone el 15 por ciento del negocio, y el resto corresponde a empresas privadas. En este sentido, Sánchez Polo destacaba ayer que «el primer trabajador que suele ver una persona que acude a unas dependencias de la Junta es un vigilante de seguridad, que muchas veces también debe hacer funciones de información. Influyen en la imagen y en la satisfacción del ciudadano», añadió.

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