jueves, 12 de junio de 2008

Detenidos los mal llamados vigilantes gitanos de las obras

viernes 13 de junio de 2008

Redada contra la extorsión a constructores para vigilar obras
La Policía ha arrestado a seis personas en una importante operación contra las vigilancias ilegales en obras. Los detenidos son cuatro hermanos, un cuñado y un socio de éstos, que presuntamente extorsionaban a empresarios para conseguir contratos como vigilantes en obras.
El juzgado encargado de la investigación los acusa, además, de robo, amenazas y tenencia ilícita de armas. Las diligencias se han coordinado en la comisaría del distrito de Retiro. Junto a los agentes de la Policía Judicial de estas dependencias han trabajado los de Seguridad Privada de la Comisaría General de Policía Judicial.
Las detenciones se produjeron a primera hora de la mañana de ayer, y también se llevaron a cabo los registros de las casas. Los hermanos detenidos pertenecen al clan de los Jiménez Silva, según fuentes policiales.
Tres de estos hermanos fueron juzgados -y absueltos- del doble crimen que se perpetró en el poblado de Las Mimbreras en 2002; dos hombres murieron tras un terrible tiroteo en las chabolas. Según las mismas fuentes, esta familia podría estar también implicada en un apuñalamiento producido hace unas semanas en pleno Hospital Gregorio Marañón.
A medida que avanzaba la mañana, varias mujeres y niñas se acercaron hasta la comisaría de la calle Huertas para preguntar por sus parientes: «¿Dónde está mi marido? ¡Si no ha hecho nada!», gritaban entre lágrimas a los policías de la puerta.
Como ya ocurrió en el caso del doble crimen, la familia ha pedido al abogado Marcos García Montes que les represente. Según su gabinete jurídico, hoy pasarán a disposición judicial para declarar por los delitos que se les imputan.
Las investigaciones entre la Policía Judicial de Retiro y la Comisaría General han durado unos tres meses. Desde hace tiempo, la Policía estaba detrás de las vigilancias ilegales a obras, que en los últimos cinco años han proliferado por toda la región.
Las fuentes indicaron que esta familia tenía un socio que les ayudaba a blanquear capitales, que es el sexto detenido. Ellos, por su parte, habían trabajado con una empresa de seguridad especializada en obras. Esta empresa se llama GSR y tiene en la actualidad decenas de obras vigiladas. Los Jiménez Silva, además, montaron su propia empresa de seguridad. Ningún cargo de GSR se ha visto implicado en la operación policial, aunque las fuentes consultadas indicaron que los Jiménez Silva seguían vinculados a ella.
Los registros y detenciones se produjeron en el distrito de San Blas, en Tres Cantos y en Algete. La familia tiene muchas propiedades, según las fuentes consultadas, pues sus negocios les habían ido muy bien en los últimos años.
Algunos de los implicados son sospechosos de haber participado en una reyerta con armas blancas en el hospital Gregorio Marañón, donde supuestamente se encontraron con otra familia que se negaba a pagarles un canon por la vigilancia de las obras.
Los agentes trajeron varias armas largas encontradas en los registros, además de dinero y documentación diversa. Entre el material que requisaron los agentes también había varias garrotas adornadas con cuero y tachuelas, típicas de los patriarcas gitanos.
Los detenidos pasaron el día en la comisaría de Retiro, donde se centralizó esta operación, que quizá sea la primera importante contra los vigilantes de obras.
Según las primeras informaciones, los hermanos arrestados son Antonio, Celedonio, Rafa y el Peret, aunque este dato no se había confirmado ayer con García Montes, letrado de la familia.
Operación abierta
Fuentes policiales indicaron que la operación sigue abierta, pues la región está llena de obras donde hay vigilantes presuntamente ilegales y empresarios que han denunciado ser extorsionados.
Además, hay más personas cercanas a los detenidos que podrían estar implicadas en el caso. Las familiares de los arrestados, por su parte, defienden la inocencia de los Jiménez Silva. «Mi marido no tiene nada que ver en esto, ha sido todo un error», protestaba una de las mujeres, acompañada de sus hijos.
EL MUNDO.

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