Seleccionaban objetivos, tenían una «metodología» que se repetía, empleaban «un arma de guerra», «vestimenta y medios para maniatar a sus víctimas». Eran, concluye la Audiencia Provincial, «un grupo en el que están perfectamente distribuidos los espacios funcionales de cada integrante». Una organización criminal compuesta por militares y ex militares que asaltaron una decena de casas en Mallorca a punta de fusil. El tribunal les condena a 318 años de cárcel y reconoce el papel que el vigilante de seguridad ejerció como informante de la banda.
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