Suicidio u homicidio. Esas son las hipótesis que maneja la Guardia Civil para explicar el rocambolesco suceso que terminó con la muerte de un hombre de 45 años de edad en el incendio desatado en el interior de su vivienda de Colmenar Viejo —provocado—, y el accidente de tráfico que sufrió su mujer, de su misma edad, apenas media hora después y a 40 kilómetros de distancia.
El extraño caso ocurrió pasada la medianoche del domingo. A las 00.38 horas varios vecinos alertaron a Emergencias 112 de un incendio, con explosiones incluidas, en el interior de un chalé, situado en la urbanización Punta Galea. Su único ocupante, Umberto, murió abrasado: sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en más del 50% del cuerpo e intoxicación por gases. Estaba inconsciente, tendido en el suelo, boca arriba, entre la cama y la ventana del dormitorio. En la casa había 10 garrafas de gasolina (50 litros) y varias botellas de butano. No se recuperó de la parada. La extinción del fuego fue complicada —por el líquido inflamable , lo que generó una oleada de deflagraciones y llamas descontroladas—, por lo que al lugar acudieron hasta cuatro dotaciones de bomberos.
A la 01.05 horas, el 112 recibía un segundo aviso. Era su pareja, Francisca, conocida como Paca, que había chocado contra un tráiler y, tras dar varias vueltas de campana, acabó empotrada contra la mediana en el kilómetro 74 de la A-1, a la altura de Buitrago de Lozoya. Aún no se sabía su relación con el primer suceso. Quedó atrapada y se fracturó ambas piernas. En el maletero llevaba tres bidones de gasolina. Fue trasladada hasta el Hospital Infanta Sofía, informaron portavoces del Summa y del Instituto Armado. No constan denuncias previas por malos ratos entre la pareja, ni por ninguna otra causa.
«Queríamos suicidarnos los dos», aclaró Francisca, una vez que le comunicaron por teléfono el voraz incendio que estaba arrasando su vivienda, de la que es propietaria. No aclaró más, salvo que había consumido tranquilizantes y alcohol, y dejar solo a Umberto. Sin embargo, el caso deja aún muchos puntos oscuros que están siendo investigados por la Policía Judicial.
A la espera de los resultados de la autopsia, la Guardia Civil opta por la cautela. Una de las hipótesis que manejan es la del suicidio pactado, como manifestó Paca en un primer momento, aunque por alguna razón, tras provocar el fuego ella se hubiera arrepentido y se marchara a toda prisa; o bien que se fuera para acabar con su vida después (llevaba más gasolina en su coche) o provocara ella misma el accidente. Otra línea de investigación apunta a que fuese Umberto el que quisiera acabar con su vida tras una discusión entre ambos. Tampoco descartan que ella intentara matar a su marido y, tras incendiar la casa —había tres focos— huyera en su coche y acabara chocando con el tráiler fruto de su nerviosismo.
A la mujer, que no ha declarado aún, se la imputa un delito de homicidio y otro contra la seguridad vial; estaba en tratamiento psiquiátrico y era vigilante de seguridad en activo. El fallecido había encontrado empleo en Tenerife y venía a verla cuando podía. «Eran conflictivos y poco sociables», decían ayer sus vecinos.
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