lunes, 12 de septiembre de 2011

La tregua deja sin trabajo a los escoltas del País Vasco


Entre 500 y 600 escoltas se han quedado sin trabajo desde que el Departamento vasco de Interior pusiera en marcha un plan para ir reduciendo las medidas de seguridad desde hace aproximadamente un año.
El último atentado mortal de ETA se produjo en julio de 2009, aunque un policía francés murió en un tiroteo con miembros de la banda en París, en marzo de 2010. Ahora, tras repetidas acciones policiales que han descabezado su cúpula, el grupo está muy debilitado y sufre una fuerte presión desde sus propias filas para que abandone las armas.
Sin embargo, aún no ha emitido un comunicado en este sentido, y ya ha roto treguas en el pasado.
Por eso, algunos expertos en seguridad temen que la reducción de escoltas pueda resultar arriesgada, en especial porque no conocen la información de Interior en la que se basa dicha reducción.
'A nosotros no nos han ofrecido ningún dato y nunca nos ha pedido información. Decimos que la retirada es precipitada y peligrosa', dijo a Reuters Joao Pedro de Oliviera, presidente de la Asociación de Escoltas en Activo del País Vasco, que representa a unos 1.800 escoltas privados.
La reordenación del servicio de protección a los amenazados por ETA afecta además a los 150 agentes de la Ertzaintza que desde 1997 integraban una unidad de acompañamiento, y que pasan a ejercer la tareas de contravigilancia tanto a las personas con riesgo de sufrir atentados como víctimas de la violencia de género o deberán regresar a sus puestos anteriores en las comisarías.
La medida afectará también en breve a los agentes de seguridad privada en Navarra donde actualmente unas 400 personas ejercen labores de protección de personas amenazadas, según explicó de Oliviera.
DESEMPLEO
Además de la cuestión de la seguridad, hay malestar en el colectivo de escoltas privados por las consecuencias laborales del plan de ajuste, concretamente el desempleo o unas peores condiciones de trabajo.
El portavoz de la Asociación de Escoltas, Santiago García, cree que no se ha reconocido su labor a pesar de que 'nosotros, nunca hemos perdido un protegido'. Recuerda el rechazo social que provoca en algunos ámbitos su figura, 'a pesar de que la mayoría somos de aquí' y las dificultades para encontrar un nuevo trabajo 'después de que nos han tachado de txakurras (perros) nos han escupido, agredido'.
A cambio, dice, 'hemos recibido por parte de Interior malas formas y desprecio. No existe la comunicación'. La alternativa que plantean para el futuro estaría en la protección de las víctimas de violencia de género. A día de hoy, 51 escoltas privados protegen a víctimas de este tipo. Su propuesta sería generalizar esta protección en toda España.
Las perspectivas generales en toda España son sombrías, con uno de cada cinco ciudadanos en edad de trabajar en paro, la cifra de desempleo más alta de la Unión Europea.
El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, ha señalado en las últimas semanas que 'ahora la situación es diferente' y que los nuevos operativos de seguridad están basados en informes técnicos y en la gestión eficaz de los recursos públicos porque 'se trata de no gastar dinero en aquello que objetivamente no es necesario'.
La reducción de escoltas no sólo ha afectado a los cargos municipales y otros colectivos como periodistas, empresarios o miembros de colectivos cívicos. Alcanza también a miembros del Gobierno o de la Judicatura, aunque en estos casos la decisión no ha sido unilateral sino que se ha dejado en manos de los interesados para que voluntariamente decidan sobre la reducción de acompañantes.
Las víctimas agrupadas en la asociación COVITE no respondieron las peticiones de Reuters para conocer su opinión sobre la cuestión.
Un escolta de la Ertzaintza entrevistado por Reuters, y que no quiso dar su nombre, señaló que 'ahora mismo (entre los escoltados) nadie tiene miedo'.
'No hay sensación de peligro, y al desaparecer el peligro empiezan a cuestionar las medidas de seguridad. Se está haciendo una escolta de protocolo', añadió.
Los nuevos protocolos de seguridad estrenados este mes de setiembre implican que los expertos de Interior manejan información que hace vislumbrar la disolución definitiva de ETA en un futuro cercano. Sin embargo, existe el peligro de una escisión y sus imprevisibles consecuencias.
El presidente del EBB, Iñigo Urkullu advertía esta misma semana sobre esta posibilidad, porque algunos miembros de ETA 'han hecho de empuñar las armas un proyecto de vida o porque quizá piensen que tienen futuro por delante'.
Entre los especialistas de la Ertzaintza en la protección de amenazados por ETA, conocidos como 'berrocis', la sensación es que 'estamos en el principio del fin': admiten la probabilidad de una escisión, aunque 'desde nuestro punto de vista si ETA estaba ya muy mal una escisión duraría poco tiempo'.
'Pero sí, es posible, y sin embargo nadie trabaja con esa hipótesis', explicó el escolta entrevistado por Reuters.

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