jueves, 13 de enero de 2011

Un altercado a las puertas del consulado de Colombia obliga a intervenir a la policía

Varios inmigrantes tratan de entrar por la fuerza a las oficinas al quedarse sin cita tras una larga espera 



«Hasta mañana». Esta frase pronunciada por el vigilante de seguridad del consulado de Colombia desató ayer la ira de decenas de personas que hacían cola para poder realizar sus trámites. Sólo una hora después de haber abierto sus puertas, el celador argumentó que ya no quedaban fichas para cursar sus papeles e impidió pasar a los inmigrantes que aguardaban su turno desde la madrugada.
Los afectados, algunos de los cuales se habían desplazado desde Castellón, Alicante o Murcia, comenzaron a increpar al empleado y a quejarse. «Se han vivido momentos de mucha tensión», aseguró una mujer que se quedó sin cita. Los ánimos cada vez estaban más crispados. Tanto que los funcionarios optaron por llamar a la policía.
«Cuatro personas han intentado entrar por la fuerza», afirmó una testigo. A los pocos minutos, varios agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) llegaron a las instalaciones y disolvieron el altercado. Flanquearon la entrada a la sede durante toda la mañana para evitar nuevos incidentes.
«Pedimos una atención más decente. Nos han tratado muy mal. ¿Por qué no nos avisan antes de que no van a poder recibirnos o de que no tienen el material para hacer las gestiones?», lamentó impotente William, un colombiano residente en Castellón que llegó a la sede del consulado, en la calle Doctor Vila Barberá, a las siete de la mañana. Tenía delante a un centenar de personas. Después llegaron otras 30. Como la mayoría de días, la fila superaba los 20 metros.
Según explicó William, «entre las 9.30 y las 10, el vigilante nos dijo de forma grosera que nos marcháramos. ¿Cómo es posible que sólo una hora después de empezar digan que no hay fichas para hacernos los documentos?», insistió William, que tuvo que pedir permiso en el trabajo para viajar hasta Valencia. Pero volvió con las manos vacías y hoy le toca regresar.
Este periódico trató de contactar durante toda la jornada de ayer con el consulado, pero nadie contestó la llamada. Precisamente, esa es otra queja de los inmigrantes. «Nunca te cogen el teléfono y cuando lo hacen es para gruñirte», manifestó una colombiana.
William acudió para solicitar el certificado de apostillado, que consiste en sellar unos documentos expedidos por el Ministerio de Exteriores de Colombia para que tengan validez en España. El trámite sirve para homologar desde el certificado de antecedentes penales hasta un título académico.
Otros inmigrantes se acercaron hasta las oficinas consulares para renovar sus pasaportes. «A mí mujer le dieron cita para un año después. La demora alcanza los 16 meses. Además es muy complicado solicitarla por internet, porque la web siempre está colapsada», denunció José Vela, repersentante de la Asociación de Hispanoamericanos en Valencia.
Desde la organización América España Solidaridad y Cooperación (Aesco) en Valencia también criticaron el «mal funcionamiento» de este consulado. «Lo que está pasando es muy grave. Están desbordados», aseguraron.
El problema reside, según la entidad, en la «falta de funcionarios». Así lo confirmó Vela. «En el consulado atienden muy mal y hay poco personal. Tan sólo cuatro funcionarios para las más de 100 personas que acuden cada día a hacer sus gestiones», afirmó.
Por ello, la Asociación de Hispanoamericanos ha presentado varias quejas. «Hemos mandado escritos al Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá y a la Embajada de Colombia, pero nadie nos da una solución», apuntó Vela.
Otros incidentes
No es la primera vez que se producen altercados en este consulado en Valencia. «Ya ha habido problemas otras veces, también por retrasos en los trámites. Por eso, optaron por poner al vigilante de seguridad en la puerta», explicó este colombiano.
Hasta hace mes y medio la sede se encontraba en la calle Cronista Carreres de Valencia. «Muchos todavía acuden a las oficinas antiguas, porque nadie les ha informado de que ha cambiado de lugar», lamentó otro inmigrante.

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