sábado, 15 de enero de 2011

«Por favor, fumen fuera»

Los guardias de seguridad del HUCA advierten a diario a varios fumadores de que deben alejarse para cumplir la ley

Oviedo, Raquel L. MURIAS 

La ley antitabaco no se cumple a rajatabla. Basta con darse una vuelta por las inmediaciones del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, para darse cuenta de que muchos siguen fumando a las puertas del centro, como si nada hubiera cambiado. Todavía hay algunas colillas que se apagan dentro del perímetro que ya debería estar libre de humos. 

Aseguran los guardias de seguridad de este centro que desde que el pasado 2 de enero entró en vigor la prohibición de fumar advierten cada día de la prohibición a una media de cinco personas. «Creemos que la mayoría no se da cuenta, la gente enciende el pitillo como antes, pero cuando les advertimos no tienen problema en ir a fumar lejos del recinto hospitalario», afirma uno de los vigilantes. Ayer, varios fumadores tuvieron que escuchar las reprimendas de los guardias, que optan por alertar a los fumadores y mantener la calma, porque, «hay que darles tiempo, hasta que la gente se acostumbre y se conciencie», apostillan, «pero no hay problemas, la gente acepta la norma sin protestar», señalan. 

El caso es que ayer más de uno y de cinco fumaron a las puertas del hospital y ninguno quiso hacer declaraciones a la prensa. La normativa cabrea a los fumadores, e incluso algún médico, que, cumpliendo con la ley, salió fuera del recinto para dar unas caladas tampoco se dejó fotografiar. «Sólo puedo decir que estoy enfadada todo el día, porque cada uno tiene sus vicios, sus manías, y yo tengo ésta. Además, sigo fumando lo mismo, porque lo que no me dejan fumar aquí lo recupero en mi casa por la tarde, bien tranquila», comenta una médica del centro mientras fuma con gusto su pitillo de tabaco negro. 

Desde que la ley entró en vigor los vigilantes de seguridad han tenido que ampliar sus funciones. «Ahora estamos pendientes», aseguran. Uno de ellos, que también es fumador, concreta que «a mí no me cuesta cumplir la ley, salgo hasta donde están los taxis y echo un pito cuando puedo. ¿Qué le vamos a hacer?», asegura tranquilo a las puertas de urgencias. 

En el aparcamiento son muchos los que todavía dudan de si pueden o no sacar el pitillo, pero resulta extraño ver cómo los médicos, las enfermeras, algún enfermo que acude a consulta y otros trabajadores del hospital se reúnen alrededor de una papelera para fumar sin que nadie los moleste. 

«La verdad es que resulta extraño tener que venir hasta aquí para fumar, hoy hace buen día, pero cuando llueve no nos va a quedar otra que mojarnos», comenta resignado otro especialista del centro hospitalario que ha tenido que dejar el cigarro a medias para seguir pasando consulta. Este médico tampoco quiere dar su nombre, «no, no, es mejor que busques a otra persona», matiza con una media sonrisa. 

Aunque hay quien se salta la normativa, la mayoría de los ciudadanos saben que ahora ya no se puede fumar en los recintos de los centros hospitalarios y que incumplir esta norma puede terminar en una denuncia. Lo que también es verdad es que la ley es un tanto ambigua, porque no establece un perímetro en metros que acote la zona de prohibición, y puede ser por este motivo por el que muchos encienden el pitillo antes de tiempo. «¿No se puede fumar aquí?, pero si estoy fuera del hospital. La verdad es que no sabía que estaba prohibido, pero si tengo que esperar a salir a la calle principal, pues espero. Es lo que nos queda», afirma resignado un paciente que ayer pasaba consulta rutinaria en el centro ovetense. 

Dice la doctora, ya de vuelta a la consulta, que los profesionales acatan la norma a rajatabla, pero «si dais un vuelta por ahí dentro, veréis qué es lo que pasa». Ayer lo que ocurría es que mientras unos fumaban con total tranquilidad, los guardias de seguridad intentaban «aconsejar» a los fumadores que se alejaran del hopistal. «Por favor, fume fuera». 

No hay comentarios: