Soy un trabajador del metro de Barcelona y sufro cada día la impunidad y el descaro de los carteristas, un grupo muy conocido, de cierta nacionalidad y que se aprovecha de la debilidad de las leyes para robar con desvergüenza y sin descanso a toda persona que viaja en el metro. A los empleados también nos afecta el acoso de estos ladrones: nos insultan y nos agreden. Nos sentimos impotentes. Este problema es conocido por todos, y sé de los esfuerzos realizados por TMB para intentar solucionarlo. Solo se les identifica y se les multa, ya que, al parecer, no se puede hacer más. Se sienten intocables. Ni los Mossos, ni la seguridad privada, ni la empresa pueden hacer nada si no se les puede detener y enviar a prisión. Los que legislan, los políticos y sus grupos parlamentarios, ¿qué piensan hacer para arreglar este problema? Ruego a los usuarios del transporte público que no se enfaden con los empleados; nosotros no podemos hacer más.
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