lunes, 17 de agosto de 2009

Las cámaras de las Corts también han resuelto varios delitos en la zona


Los autores de robos, apaleamiento de una persona, agresiones al Parlamento o una denuncia falsa han sido identificados gracias a la vigilancia
JUANJO GARCÍA GÓMEZ VALENCIA ?
Si usted tiene la mala suerte de sufrir un atraco pero goza de la fortuna suficiente como para que la agresión se haya producido en las inmediaciones de las Corts, estése tranquilo. Al menos el ladrón podrá ser identificado y, con suerte, dar con sus huesos en prisión. Las cámaras de vigilancia del Parlamento, en el centro de la polémica en los últimos días tras la denuncia de un ex guarda sobre el supuesto uso de los medios de seguridad para observar mujeres e incluso domicilios anejos, han resuelto numerosos delitos en todos estos años. Nunca descansan. Son los ojos de la Policía Autonómica allí donde nadie espera encontrarlos.
Sin ir más lejos, la madrugada del domingo pasado, una supuesta falsa denuncia contra la policía local pudo quedar desenmascarada. El incidente se produjo después de que un joven, que iba acompañado de un amigo, se pusiera a orinar en la farola de la calle Conde Trénor, junto a la Casa de los Dulces. Dos agentes locales lo "cazaron" y acudieron a imponerle una sanción. Al día siguiente, los jóvenes presentaron una denuncia por malos tratos contra la policía local. Éstos, sin pensarlo, acudieron a las Corts Valencianes para ver si las cámaras habían grabado el incidente.
Por suerte para éstos, así fue. Las imágenes no muestran agresión alguna, sí una discusión entre uno de los jóvenes y un policía. Los infractores, lógicamente, desconocían que el "Gran Hermano" de las Corts estaba vigilante. La Policía Autonómica ha remitido un informe al juzgado que será determinante.

Caco pardillo y gamberro memo
Como estos hay decenas de casos. No hace mucho, unos "skins" se dedicaron a apalear a una persona en plena plaza San Lorenzo, donde se encuentra la entrada principal de la Cámara. Resultado: Identificados y empapelados. Más atrás, un 20-N, la protesta de grupos antifascistas por la celebración ultraderechista acabó ante la fachada del Parlamento. Algunos integrantes se dedicaron a apedrear los muros góticos de las Corts. Les grabaron hasta la letra del NIF, es un decir. Se les cayó el pelo. Vamos, que no hay caco pardillo ni gamberro de neurona despistada que se escape.
Hace años, en cambio, tras una violación en el Puente de la Trinidad, la policía pidió las imágenes para ver si las cámaras habían captado algo. Desgraciadamente no fue así y no sirvió de nada. Estaba demasiado lejos.
Vecinos del entorno y ciudadanos que han sufrido asaltos han acudido a la Cámara a pedir las imágenes para ver si podían ayudarles a esclarecer el suceso. Eso sí, cualquier personas que pasa por las Corts, es observada. Si deja caer una bolsa, la cámara enfoca y amplifica el objeto. Luego "retrata" al sujeto. Toda precaución es poca ante el riesgo terrorista. Lo que no exime de culpa a cualquiera, si lo hay, que utilizara las cámaras para otra cosa.

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